La motivación está en ti
- Homero Escamilla
- 12 ago 2016
- 4 Min. de lectura
Lunes por la mañana.
6:30 a.m. Abres tus ojos, escuchas sonar la alarma en tu teléfono, lo tomas, ves la hora, la apagas. Empieza tu rutina diaria.
7:40 a.m. Ya se hizo tarde. Al estar desayunando, perdiste tiempo revisando notificaciones en tu teléfono. Preparas un café para el camino, sales al trabajo.
8:10 a.m. Llegas tarde a tu trabajo, piensas "no me deberían decir nada, yo “siempre” me quedo tiempo extra y ni me lo pagan".
8:25 a.m. Actualizas tu estado en Facebook, “Empezando semana laboral con toda la actitud”.
8:45 a.m. Estás muy a gusto desayunando unas galletas con café, bastante dulce por cierto. Platicas alegremente con tus compañeros, platicando sobre cómo estuvieron sus respectivos fines de semana.
9:00 a.m. Tienes junta, piensas “Ojalá hoy no dure mucho. Siempre lo mismo. Nos dicen cosas que ya sabemos que debemos hacer. Como si no supiéramos. Cuando me pregunten mis metas para esta semana inventaré cualquier cosa, total, ellos saben que las metas son meros deseos, no dependen de nosotros.”
10:10 a.m. Se alargó la junta. Ya estabas impaciente porque “tienes muchas cosas por hacer”. Regresas a tu escritorio, revisas correos, nada, ninguna respuesta de tus clientes potenciales. Piensas "es muy temprano para llamarlos". Te relajas y sacas tu teléfono, ya tienes muchos mensajes sin leer, 256 para ser exactos, piensas "¡Vaya! Empezó movida la mañana". Lees todos los mensajes, les mandas el meme "A veces quisiera ponerme a trabajar, luego recuerdo que no he visto mi face y se me pasa". Sonríes.
10:50 a.m. Piensas “Bueno ya perdí mucho tiempo pero ya me dio hambre, "tan pronto almuerce, me pondré a trabajar”
Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia ¿no?
El anterior es un claro ejemplo sobre la conducta de una persona insatisfecha con su vida.
Las personas insatisfechas tienden a sentirse frustradas, malhumoradas, negativas, inseguras, preocupadas, distraídas o indecisas. Pierden la motivación y sobrecompensan su insatisfacción con alimentos y bebidas que les causan placer.
La razón de su insatisfacción es percibir que su realidad actual es muy diferente a la que habían deseado en el pasado.
Si tú te sientes así no te preocupes, mejor ocúpate.
Lo primero por hacer es trabajar sobre tu percepción. Tómate unos minutos para recordar todos aquellos momentos donde sentiste felicidad, orgullo, satisfacción y triunfo. Puedes anotarlos para hacer una lista. Poco a poco empezarán a aparecer uno o dos, luego otro, y así sucesivamente. No tienen que ser muchos. El objetivo no es tener una gran cantidad sino enfocar tu atención en ellos.
Con este ejercicio pondrás las cosas en perspectiva: el momento actual que estás viviendo puede no ser el mejor pero no significa que siempre ha sido así.
Las personas con una actitud negativa tienden a totalizar, a pensar en absolutos, a creer que si algo es malo hoy, siempre ha sido así y siempre lo será. Es necesario romper con ese esquema de pensamiento (paradigma).
Lo segundo es tomar la decisión de progresar. Para esto requieres establecer metas claramente definidas y razonables a corto plazo. El objetivo con este ejercicio es generar la motivación necesaria para impulsarte a actuar en un lapso limitado de tiempo para lograr tus propósitos.
Basta con reflexionar: muchas personas no son muy buenas para madrugar, sin embargo, si tuvieran que tomar un vuelo mañana por motivos laborales y el vuelo sale a las 6:00 a.m., esas mismas personas aumentarán involuntariamente su nivel de estrés positivo y dispondrán de todas sus recursos para levantarse temprano, arreglarse, trasladarse, llegar a tiempo al aeropuerto, respetando el tiempo de anticipación exigido por la aerolínea para permitirles abordar. No hacerlo implica perder el vuelo, pérdida de tiempo, dinero y quizá de los beneficios que esperaban obtener en su viaje de trabajo.
Las metas que establezcas deben ser afines a un propósito mayor.
Por ejemplo, si tu propósito es bajar de peso, tus metas deben basarse sobre la cantidad y calidad de los alimentos que comes, así como sobre la programación de los horarios para comer.
Si tu propósito es aumentar tus ingresos, deberás definir primero que actividades te llevarán a conseguir los resultados que buscas para poder basar tus metas sobre la cantidad y calidad de dichas actividades, así como sobre la programación de los horarios para llevarlas a cabo.
Recuerda, los propósitos representan un ideal de vida por lograr. Estarán siempre relacionados directamente con aquello que más valoras: amor, salud, éxito, belleza, bienes materiales, espiritualidad, paz interior, etc.
Las metas las puedes visualizar como los peldaños de una escalera la cual tienes que subir para poder alcanzar tu propósito: deben estar bien establecidos y ser alcanzables o no podrás subir ni siquiera el primer peldaño, como consecuencia perderás la motivación.
Una meta demasiado grande, lejos de darte una gran motivación te hace perderla, tu subconsciente producto de experiencias previas te indicará que es muy difícil lograr.
Por ejemplo, si estás acostumbrado a despertar a las 6:30 a.m. y estableces una meta para despertar mañana a las 4:00 a.m. para estudiar o para hacer ejercicio, muy probablemente fracasarás, te decepcionarás o incluso olvides todo el proyecto.
Lo más práctico es ponerte metas más asequibles y paulatinamente ir aumentando su complejidad, siguiendo con el ejemplo anterior: empezar por despertar a las 6:00 a.m., repetirlo al menos durante una o dos semanas hasta comprobar que ya no es difícil despertar a esa hora, entonces sí, ahora puedes aumentar la complejidad, poner el despertador a las 5:30 a.m. y así sucesivamente hasta lograr realizar tu propósito.
Una vez estés inmerso trabajando sobre tus metas, empezarás a sentir entusiasmo, valorarás más el tiempo y evitarás perderlo con actividades no productivas durante horas laborales.
Buscarás descansar, alimentarte mejor todos los días para aumentar tu rendimiento, desarrollarás una mentalidad y actitud positivas, éstas servirán como refuerzo para lograr tus metas y alcanzar tus propósitos.
¿Has notado que toda la gente exitosa está siempre de buen humor? El buen humor antecede a los buenos resultados, no al revés.
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